03 febrero, 2012

el día tras día

Levantarte , mirarte al espejo y reírte de las pintas que llevas, con ese pijama espantoso ,esos pelos de loca y los ojos negros por el rimel de la noche anterior. Lo primero que piensas, es en esa persona, y ya tienes tu primera sonrisa del día. Vas a la cocina, con los pies a rastras, te cuesta abrir los ojos del sueño que tienes. Te tomas el café, te lavas la cara, despejas y te preparas. Enciendes el radiocassette a todo volumen, te motivas y empiezas a bailar. Cojes la mochila y vas al instituto, donde pasas un día espantoso pero genial con tu gente y en las clases, en las que en la mayoría te pasas el tiempo mirando a las nubes pensando en lo que vas a hacer en todo el día. Llegas a casa "-¡Ya estoy en casa" +¿Qué tal todo, bien? -Sí sí, luego quedé , ¿vale? :)
Te sientas con tu encantadora familia en la mesa del comedor para comer todos juntos. Terminas, te aseas, y te vas. Pasas una tarde espectacular con toda esa gente que hacen lo imposible para verte sonreír pase lo que pase, que siempre están ahí aunque tú no estés cuando ellos te necesitan. Llegas a casa y lo único que piensas es cómo podrás agradecerles algún día todo lo que hacen por ti. Te acuestas, el día ha acabado, pero no pasa nada, otro mejor vendrá.

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